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  • Foto del escritorMáximo Zabala

Mensaje de la honorable presidenta de la Cámara De Diputados, Licda. Lucía Medina Sánchez


Honras fúnebres en honor al LIC. HATUEY DECAMPS JIMÉNEZ, Expresidente de la Cámara de Diputados.

Honorables miembros del Bufete Directivo de la Cámara de Diputados.

Honorable Presidente del Senado de la República, Dr. Reynaldo Pared Pérez.

Honorables Diputados y Diputadas de la República.

Distinguidos familiares y amigos del Lic. Hatuey Decamps Jiménez.

Distinguidos funcionarios y funcionarias de la Cámara de Diputados.

Señoras y señores:

La única expresión que la lengua reserva para describir el acontecimiento de profundo dolor y tristeza que ha representado la infausta noticia del fallecimiento del Lic. Hatuey Decamps Jiménez es conmoción y estremecimiento, así marcado y sentido en los espacios más profundos y sensibles del cuerpo político y social de la Nación dominicana.

En el día de ayer los diarios anunciaban, que por mandato de un Decreto presidencial, el día de hoy quedaba declarado como un día de luto nacional por la partida del señor Hatuey Decamps Jiménez, pero resulta que la dolora verdad de su fallecimiento, se ha transformado en Una tormenta tan dolorosa, que como relámpago furtivo ha hecho impacto en el alma y corazón de todo el pueblo dominicano, porque en un hecho histórico poco conocido, con apenas horas de diferencia, las alas de este titán de las luchas por la libertad, la democracia y las conquistas sociales, se llevaron consigo, como pacto de amor filial a su hermano menor Luis Decamps Jiménez, también fallecido en el día de ayer.

La herida que deja marcada en el corazón y la memoria presente de la República Dominicana, el adiós de nuestro admirado, querido y respetado Hatuey, es una grieta que será imborrable y que durante largas décadas la miraremos en los libros como un estremecedor y singular capítulo sobre la historia de la humanidad de un líder político, que más que un parlante, pensador y arquitecto en las luchas por un mejor sistema democrático en la República Dominicana, en esas páginas se leerá la memoria, huellas y acción de un auténtico guerrero que con pasión y compromiso asumió como escudo exponerse como piedra de sacrificio en múltiples escenarios, ocasiones comprometiendo la integridad de su propia vida y la de sus familiares más cercanos.

En este augusto Salón de la Asamblea del Palacio del Congreso Nacional, lo hemos convocado en la mañana de hoy para rendirle tributo y merecidos honores al ser humano, al líder político, al hombre, al padre, hermano, esposo y amigo que fuera Hatuey Decamps; sin embargo, como sello indeleble en el cuerpo de su propia historia política está el legislador a quien le correspondió, haber conquistado el solio de la Presidencia de la Cámara de Diputados y la deVicepresidente de la Asamblea Nacional, funciones que ejerció con responsabilidad, liderazgo, firmeza, dinámica legislativa y principios de modernización del Congreso, durante los años legislativos 1979-1980; 1980-1981 y 1981-1982.

Al Honorable Expresidente de este componente del primer poder del Estado, como así lo establece el Reglamento Interno de la Cámara, lo tenemos aquí, inerte pero vivo, muy vivo junto a nosotros, porque en plena correspondencia con el fervor, con el amor, entrega y sacrificio con el que luchó por las libertades de nuestro amado país, asimismo estuvo históricamente vinculado y atado al proceso de evolución y desarrollo de la Cámara de Diputados, este espacio de interrelación democrática al que todos llamamos “la casa del pueblo”.

El mejor testimonio de ese pasaje de compromiso y atención con la Cámara de Diputados, recién lo he recibido de la Secretaría General Legislativa, cuya incumbente, doña Helen Paniagua, nos testimonia que apenas hará unos meses, el propio Expresidente de la Cámara Hatuey Decamps, estableció comunicaciones directas para, personalmente asegurarse de que los registros documentales de su paso por este poder del Estado estaban en el orden y conservación que el curso de la historia por las luchas democráticas y por las libertades públicas de los dominicanos en algún momento habrían de requerir como fuente de consulta.

Como siempre encontró la respuesta adecuada; así como la admiración, respeto y valoración merecida, tanto en su condición de ex Diputado de la República, como en su condición de hombre que fue capaz de dirigir con clarísima visión, una institución cameral que los convoca hoy con las lágrimas contenidas para despedir a un ser humano que fue capaz de apostar a la estirpe más alta de la autenticidad individual en la expresión pública de su liderazgo y personalidad política.

Pero hay un Hatuey, presente también aquí, y al que despedimos ahora, que nosotros, quizás, no conocimos; y es el Hatuey propiedad intima de sus hermanos, de sus hijos y de su amada esposa, señora Dominique Bluhdorn; es el Hatuey Decapms Jiménez el ser humano en la cuna familiar; ese que doña Dominique en sus palabras describe de la siguiente manera, según notas históricas del acucioso investigador don Cándido Gerón, en su libro “Hatuey Decamps Jiménez: su legado político”:

“A él le gusta estar en casa, descansa mejor que todo el mundo, sabe realmente relajarse, sabe aprovechar el tiempo con sus hijos y conmigo, sabe estar en una finca, en una playa, con los libros antiguos, pasando una tarde o leyendo cuentos de niños. Él es polifacético. Es muy cariñoso; cuando mis hijos han estado enfermos siempre los ha atendido personalmente, por más compromisos políticos que tenga”.

Si bien estamos aquí ante el líder político, el congresista, el legislador, y el Expresidente de la Cámara de Diputados, quiero ratificar que estamos ante la materia corporal de carne y hueso que ocupara el alma, espíritu y latidos del corazón de un hombre que por encima de todo se cultivó en el amor, en la pasión por su pueblo, y que construyó.

Su personalidad política, humana y social en plena correspondencia con lo que fueron sus ideales más puros, siempre sembrados y en conexión con sus raíces sociales y culturales, heredadas del humanismo de sus padres, y del ejemplo de sus forjadores en la vida política y partidaria, desde donde trazo la ruta de su calendario hasta estas horas en que le decimos adiós.

Este Hatuey Decamps que despedimos hoy en el Salón de la Asamblea no se formó de la nada, su sensibilidad viene de lejos, viene desde lo alto de su linaje primario al formarse con su padre en las luchas por la libertad desde los 14 años de edad, en su natal Cotuí, donde su progenitor lo envolvió en el aura del correr por el bienestar de los demás, al comprometerlo desde niño con la causa más noble y justa del pueblo dominicano.

Su padre, Miguel Ángel Decamps Cortés, óigase bien, violinista y miembro fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional, orientó las primeras señales del camino que su hijo emprendería hasta esta, la hora de la muerte; fue ese mismo padre de Hatuey, quien como dato poco conocido se destacara como diplomático en Europa y América Latina, y por igual como Diputado de la República ante el Congreso Nacional, haciendo historia al conformar ante el estallido de la Guerra de Abril de 1965, el Comando de Diputados combatientes, anclado en Ciudad Nueva.

Por igual, su madre, una mujer cultivada en el magisterio y la sensibilidad social, doña Orfelina Jiménez Jeréz, definida como maestra ejemplar, fue quien sin duda alguna le impregnara su interés por el conocimiento, conduciendo a su hijo Hatuey a convertirse en un profesional y académico con estudios superiores en universidades de Europa y América Latina.

Pero hay un Hatuey que no puede faltar como parte de este brevísimo pasaje sobre su presencia en la tierra; sobre su paso por nuestra tierra; sobre su paso por este territorio del Congreso Nacional, y es el Hatuey Decapms el revolucionario, el combatiente, y el líder estudiantil que alcanzó los espacios más altos que los sistemas políticos reservaron para la juventud como plataforma de lucha política y democrática en la década de los años 60 y 70.

Hablo del Hatuey líder del Frente Revolucionario Estudiantil Nacionalista (FREN); hablo del dos veces presidente de la histórica Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), y del Hatuey que fue capaz de marcar, de una vez y para siempre, a generaciones enteras de dominicanos y dominicanas en lo que es la raza del hombre leal a los principios políticos y a liderazgos formadores, como bien lo representó en su vida personal y política en su vínculo con el doctor José Francisco Peña Gómez.

Este hombre que tenemos aquí, el mismo Hatuey que pactó respeto y lealtad hacia el padre fundador del Partido Revolucionario Dominicano, el profesor Juan Bosch; este es el mismo Hatuey que, según registran los titulares de los diarios, se expuso a decenas de encarcelamientos y a desafíos que parecían amenazar, de una vez y para siempre, la luminosidad de sus emprendimientos en múltiples jornadas a favor de las mejores causas del pueblo dominicano.

Aquí, en la Cámara de Diputados, este Hatuey Decapms, nuestro Expresidente, dejó sembrada de una vez y para siempre la impronta de sus acciones, liderazgo legislativo y capacidad de gerencia, porque desde esta tribuna del pueblo dominicano impulsó numerosas reformas institucionales y legislativas que contribuyeron de manera determinante a la institucionalización y modernización del Poder Legislativo; basta recordar que correspondieron a sus iniciativas la creación de las provincias Monte Plata y Monseñor Nouel; la modificación del Código de Trabajo; la coautoría del Proyecto de Ley que crea el INFOTEP y la tecnificación de los sistemas de gestión legislativa y de operación gerencial y administrativa de la Cámara de Diputados, como fueron la construcción de las oficinas de comisiones; implementación del sistema de sonido de las curules, y como aporte relevante, mejoramiento dignificación de los deprimidos salarios que para entonces devengaban los diputados y diputadas de la República.

Concluyo este mensaje de adiós a la presencia terrenal de nuestro Expresidente Hatuey Decapmps Jiménez, recordando al insigne poeta Manuel del Cabral, cuando en su místico poema Aire durando, con acento de sentencia eternizante, nos dice que “Hay muertos que van subiendo cuanto más su ataúd baja (…) Hay muertos como raíces que hundidas… dan fruto al ala”.

Adiós Hatuey Decamps Jiménez. Adiós, nuestro querido, admirado y respetado Expresidente de la Cámara de Diputados; en todo el territorio nacional están marcadas las huellas de sus pasos, pero aquí, diputados y diputadas de la República, y los cientos y cientos de ciudadanos que visitan el Palacio del Congreso Nacional, siempre.

Tendrán la oportunidad de hablar con usted desde el interior de sus corazones, porque el espíritu de este Hatuey Decamps, está y siempre estará presente de manera perpetua en nuestra histórica Galería de Retratos de Expresidentes de la Cámara de Diputados, abierta al público y a todos en el camino que conduce al Hemiciclo, donde como él, nosotros diputados y diputadas, igual debatimos y hacemos las leyes que conducen hoy los destinos de la Nación por la que usted comprometió su vida entera.

Que Dios lo bendiga ahora, y siempre.

Lucia Medina Sánchez

Presidenta.-

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